No muy lejos de Roma y de la costa adriática, este lugar de belleza indómita ofrece arroyos límpidos y prados alpinos llenos de rebaños de ovejas, interminables hayedos, antiguas aldeas, monasterios romanos y ermitas solitarias. Es el Parque Nacional de la Majella, en la región de Abruzzo, el lugar perfecto para los amantes de la naturaleza y sus familias.
Aquí los animales -incluso los salvajes, entre los más raros de Europa- siguen sintiéndose seguros: en pocos otros lugares podrá avistar nutrias jugando en el agua, chemises de los Apeninos, ciervos y corzos corriendo entre los árboles, águilas reales volando sobre su cabeza. Algunos son aún más raros, más precavidos - osos negros, lobos, linces - pero su presencia es bien perceptible, parte del alma de este lugar, salvaje y libre.
Aquí la naturaleza es la reina: está rigurosa y apasionadamente protegida, ella impone su ritmo y sus reglas. El parque alberga el 22% de toda la flora europea, más de 2100 especies vegetales de las que 140 son endémicas - coloreando este lugar de todas las tonalidades de verde que pueda (o no) ser capaz de imaginar y tornándose en interminables tonos dorados y rojos en otoño.