La exuberante naturaleza, el aire limpio y el clima templado de esta isla volcánica le han valido en repetidas ocasiones el título de Destino Insular Líder Mundial, entre las islas más bellas del mundo. Sin embargo, este viaje evita el concurrido sur y le lleva a explorar la parte norte de la isla: montañas, bosques de laurisilva, levadas (canales de riego), picos majestuosos, pueblos, extensos campos y una maravillosa costa, barrida por el viento y el océano Atlántico. Aquí, la vida es una delicia: desde el vino fortificado que lleva el nombre de la isla hasta los jardines botánicos, desde la gastronomía hasta las impresionantes vistas que ofrecen los senderos suspendidos entre los bosques, todo es encantador.
Las levadas -los canales de riego construidos para transportar hasta los valles la abundante agua que mana de los manantiales de las montañas- permiten explorar los rincones más recónditos de la isla. También recorrerá senderos y caminos rurales a través de paisajes vírgenes, salpicados de casas de campo y granjas inmaculadas, entre cañones y cascadas, en el encanto de las reservas naturales