Antes que italianos, somos europeos. Esta conexión nos sitúa dentro de una familia más amplia, un extenso mosaico cultural que exploramos mientras viajamos. Es un recorrido de descubrimiento de similitudes y de gratas sorpresas ante las diferencias, una búsqueda para explorar la belleza de países que consideramos hermanos o primos.
Un viaje a pie nos arraiga aún más en este patrimonio compartido: recorrer los Caminos de Europa significa seguir las huellas de los peregrinos que en su día recorrieron las antiguas rutas que conectaban todos los rincones del continente con un punto en común: Roma. Desde el Camino de Santiago hasta el Muro de Adriano, desde la Costa sueca hasta las Islas griegas, aquí están nuestros viajes en modo lento a través de nuestro viejo y hermoso continente.