Un viaje que une dos de las ciudades históricas más bellas de Italia, pedaleando por otros lugares extraordinarios: en algunos casos pueblos famosos, como San Gimignano y Monteriggioni, en otros casos localidades menos conocidas -pero quizás, por ello, más interesantes y sorprendentes-, como San Miniato y Colle Val d'Elsa. El viaje termina en la Ciudad Eterna: Roma.
El paisaje varía desde la llanura de Lucca hasta las colinas de Val d'Elsa, donde el caminante moderno puede sumergirse en atmósferas que evocan la peregrinación medieval, entre iglesias milenarias y antiguos caminos empedrados, continuando por las legendarias carreteras de tierra de Siena durante kilómetros y kilómetros, atravesando Val d'Arbia y Val d'Orcia, iconos del paisaje toscano. Visitarás pueblos maravillosos como Bagno Vignoni, con su enorme piscina termal en el centro de la plaza, y Radicofani, cuya fortaleza domina el sur de la Toscana.
Sentirá continuamente la tentación de bajar de la bicicleta y mimarse con una degustación de productos locales: atravesará los viñedos del Brunello di Montalcino, uno de los mejores vinos italianos, y las zonas de producción del cacio di Pienza (tipo de queso), antes de adentrarse en una de las zonas más importantes de producción de aceite de oliva virgen extra, entre Bolsena y Montefiascone.
Pero las sorpresas continúan, desde el encantador centro medieval de Viterbo, con todo un barrio dedicado al peregrino, hasta las antiguas calzadas etrurias, pasando por el anfiteatro romano de Sutri, completamente excavado en la toba, o el hermoso carril bici que le llevará al corazón de Roma, recorriendo el río Tevere hasta su destino: la Plaza de San Pedro.