Un viaje épico y hermoso a través de Suiza y hacia las aguas verdeazules del paso del Gran San Bernardo, que marca la gran entrada de la Vía Francígena en Italia.
El camino es igualmente encantador: desde el cantón de Vaud, con su marcado romanticismo francés, sus pueblos medievales y sus castillos, hasta las orillas del lago Lemán.
Pero hay más: los viñedos en terrazas de Lavaux, patrimonio de la UNESCO, y el valle del Ródano, un paraíso para los amantes del vino -se lo debemos a los celtas, que empezaron a cultivar vino alrededor del año 600 a.C.-.
Por último, los Alpes suizos abrazan cada paso de su viaje hasta llegar al puerto del Gran San Bernardo, donde todo termina... y vuelve a empezar.
Nota: debido al clima y a la altitud, este paseo sólo es posible durante los meses de verano.