Como un antiguo peregrino, estás embarcando en el ferry que te llevará a la orilla opuesta del Po, el gran río que nutre estas fértiles llanuras.
Acabas de dejar Pavía, una de las ciudades más fascinantes de la Vía Francígena, un mosaico de culturas e historias que han enriquecido el casco antiguo con todo tipo de tesoros artísticos.
Feliz e inspirado, emprende el viaje que te espera: un paseo fácil y meditativo por las grandes llanuras, hacia un territorio donde la proverbial hospitalidad italiana se convierte en leyenda: Emilia.
Prosciutto di Parma, Culatello di Zibello, Parmigiano Reggiano... es el oro local, sabrosísimo, fruto de una tierra acogedora y fértil, pero sobre todo de una gran pasión. Pero el arte es tan notable como la gastronomía: desde la abadía cisterciense de Chiaravalle della Colomba hasta la catedral de Fidenza, cuyos relieves narran la historia de la peregrinación. Una historia tan antigua como el mundo... y tú ya formas parte de ella.