Cada uno tiene sus propias preferencias, incluso cuando se trata del clima.
Quienes caminan saben bien que la humedad, la temperatura, el viento o la lluvia pueden afectar de diferentes maneras el itinerario del día.
Aunque a veces las condiciones meteorológicas nos parezcan especialmente adversas, hay caminantes que no esperan el día perfecto para calzarse las botas y salir a la carretera; simplemente aceptan cada clima tal como es. Es más, haciendo de la necesidad una virtud, disfrutan de las situaciones más desafiantes. En cierto sentido, se complacen en su capacidad de ver, en lo que para muchos es solo "mal tiempo", el "momento perfecto" para hacer lo que aman.
Ponerse a prueba desafiando el clima y la pereza que podrían dejarte anclado en el sofá o bajo el calor de las mantas. Aquí tienes algunos consejos útiles para salir indemne (o casi) incluso del aguacero más intenso.
1. Protege tu mochila
Asegura el contenido de tu mochila de manera adecuada. Puedes usar una sola bolsa de basura en la que meter todo – absolutamente todo, incluidos dispositivos electrónicos, gafas de sol y mapas topográficos. Otra opción es guardar cada cosa en bolsas individuales, pero el resultado será el mismo: al llegar, por muy mojado que estés, tendrás ropa seca de repuesto.
2. Funda para la mochila
Tu mochila seguramente tiene una funda incorporada en uno de sus bolsillos. ¡Úsala! Incluso si ya has protegido todo con bolsas. No es completamente impermeable, pero proporciona una buena protección. Recuerda que una mochila mojada pesa mucho más que una seca.
3. Paraguas o poncho, el eterno dilema
Esto depende del gusto personal, pero ten en cuenta lo siguiente: un buen poncho tiene cierto peso y, por lo general, hace sudar. Si no te mojas por la lluvia, acabarás empapado por tu propio sudor.
El paraguas tiene la ventaja de proteger tanto la cabeza como la mochila, sin la incomodidad de la capucha y sin hacerte sudar. Sin embargo, con viento ofrece poca protección y suele romperse rápidamente.
Si el viento es fuerte, también conviene evitar el poncho, ya que corre el riesgo de convertirse en una vela.
4. Chaqueta y cortavientos
Usa una buena chaqueta (o cortavientos) con forro de Gore-Tex, pero ten en cuenta que ninguna chaqueta – excepto los pesados chubasqueros de navegación – es completamente impermeable. Tarde o temprano, especialmente después de años de uso y lavados, incluso la mejor chaqueta terminará moj,ándose y tú con ella.
5. Botas
Para mantener los pies secos el mayor tiempo posible, trata tus botas con el producto impermeabilizante recomendado por el fabricante. Además, camina con pantalones largos, preferiblemente ligeros pero técnicos, que cubran bien la parte superior de las botas.
Los pies suelen mojarse más a menudo por el agua que entra por arriba.
6. Espera
Si encuentras un refugio, detente y espera. La lluvia rara vez es continua: reanuda la marcha en la primera pausa.
El secreto para no mojarse (o mojarse lo menos posible) es ser lo suficientemente astuto como para pasar entre una gota y otra (o al menos entre un chaparrón y otro).
7. ¿Realmente vale la pena?
A veces es imposible evitar el agua, pero si las previsiones son realmente malas, no intentes ser un héroe y busca un plan B. Puede ser un día de descanso o una ruta más corta y fácil, a menor altitud.
Siempre evalúa la situación consultando el pronóstico del tiempo y pregúntate si vale la pena el esfuerzo.
No dejes que la perspectiva de la lluvia arruine el sueño de tu viaje en primavera: al final, los chaparrones primaverales son breves y el arcoíris siempre está a la vuelta de la esquina.