Nada más llegar aquí, en la región de Cerdeña llamada Sulcis-Iglesiente, se percibe de inmediato por qué se la conoce también como Costa Verde: este lugar es remoto, salvaje y tiene un pasado industrial-minero que forjó el paisaje y la gente. Este pasado de extracción de minerales (iniciado hace 8.000 años) crea una combinación única de yacimientos mineros abandonados junto con la belleza natural de la zona y estimula la curiosidad de
quienes llegan a esta zona por primera vez, esa sensación de "aquí hay una historia que contar". En 2007, esta zona minera (unos 3.800 km2) se incorporó a la lista de Geoparques de la UNESCO. Cuanto más se camina hacia el sur, más se conoce a la gente de Cerdeña, muy servicial, acogedora y sonriente (¡a veces con una risa sardónica! Algunos dicen que viene de su forma de reírse de los diversos invasores que tuvieron durante siglos...).
La región del Sulcis es famosa (en el mundo de los vinos) por el Carignano, una uva tinta que puede vivir casi sin agua y a no más de treinta centímetros del suelo, porque los fuertes vientos no le permiten crecer más alto; casi todas las familias siguen teniendo un pequeño viñedo para producir el Carignano del Sulcis y, tras un sorbo, ¡sabes por qué lo siguen haciendo!
La isla de Sant'Antioco es la parada final perfecta para este viaje: además de pasear por impresionantes vistas y antiguas torres de vigilancia, tendrás la oportunidad de descubrir las muchas almas de esta isla con una serie de actividades opcionales como excursiones en barco de pesca y paseos a caballo.